Me encontraba solo, completamente solo. Bueno, solo solo, no.
Estaba rodeado de otros como yo. Además había una señora que hacía de mamá cariñosa, pero no era mi mamá, era “madame Pastor”.
Aquella mañana, Lolita me había dejado a su cuidado; era la primera vez que la veía.
Me cogió de la mano y me llevó con ella hasta una habitación muy grande con muchas mesas pequeñas y sillitas, me senté en una de ellas a esperar a ver que ocurría.
Estaba muy preocupado. Había mucha gente, pero no conocía a nadie.
¿Cómo era posible que Lolita me hubiera engañado de aquella forma?
Mi Lolita, la que siempre me cuidaba. Estaba todo el dia pendiente de mí.
Por las mañanas me levantaba, me lavaba, me vestía, me daba el desayuno, me llevaba al parque de Mª.Luisa cada dia, y después de todo eso, me había engañado.
Me dijo que me fuera con “madame Pastor”que me llevaría a conocer muchos amigos que estaban esperándome.
Pero ¿qué amigos? Aquellos no eran mis amigos, no los conocía de nada y además me daba mucha vergüenza hablar con ellos.
No, no, allí no había amigos, Lolita me había mentido.
De repente, “madame Pastor” con un toque de palmas, llamó la atención y todos quedamos en silencio; yo el primero, porque aún no había abierto la boca.
Entonces levantó la voz y dijo: Vamos a aprender a leer. Cogió una tiza y empezó a poner letras en una enorme pizarra.
Mientras escribía pronunciaba el nombre de cada una: La A, la E, la I,
la O y la U. Estas son vocales. Después escribió otras que llamó consonantes.
Luego nos hizo cantar: La m, y la a, ma. La m, y la e, me…Y así pasé la mañana.
Más tarde fuimos al comedor, pero esto lo contaré otro día, ahora no lo quiero recordar
Por la tarde, antes de salir pensé que al final no había estado mal del todo. “Madame Pastor” era muy cariñosa, y aprender a leer había sido divertido, aunque no había hecho amigos.
Salí a la calle buscando a Lolita para decirle que me había engañado, pero entonces me llevé la sorpresa de mi vida.
Mi padre, el hombre que no abandonaba el trabajo en su bar por nada del mundo, había hecho una excepción; solo por una vez.
Me di cuenta que yo era más importante para él que el trabajo, que su negocio y que el resto del mundo.
Lo había dejado todo para venir a buscarme, al salir de mi primer dia de escuela.
Nunca pudo saber lo feliz que me hizo.
Gracias papá
Un saludo
Angel Denic
Un relato entrañable, como siempre directo y sencillo, pero cargado de sentido. Àngel nos habla de él y de nosotros, en fin, de la vida que todos compartimos y otros descubren a través de sus relatos. Me gusta su estilo y su capacidad de crear. Felicidades.
Muchas gracias por tu comentario.
Un besito, Angel