Relatos: MIÉRCOLES

Y yo, ¿cómo lo veo? - my blog

…. Continuación….

Pero el destino juega sus cartas, y meses después una nueva vida se puso en camino.
Tras unos primeros momentos de preocupación al recibir la buena nueva, Julia estaba muy feliz y esperaba que Ángel también, cuando lo supiera. Entusiasmada, contaba las horas que faltaban para volver a verlo.
Cuando apareció, no esperó un momento para decirle:
– Mi amor, tengo una buena noticia: vas a ser papá.
– ¿Qué me dices? ¡qué alegría!.. bueno, ahora tal vez habrá que hacer nuevos planes ¿Cuándo nacerá?
– En verano, igual que nosotros.
La conversación siguió largo rato con una especial alegría…
Al final se despidieron y Ángel emprendió camino a Barcelona en su pequeño utilitario. Ninguno sabía que la mala suerte esperaba en una curva del Garraf.

A pesar del aparatoso accidente, por suerte, Angel solo tenía unas magulladuras, sin embargo, el golpe en la cabeza era preocupante, estaba inconsciente y había que esperar a que despertara.

Julia volvió el siguiente miércoles y esperó toda la tarde, sin que su querido Ángel apareciera. Desesperada pensó en llamarlo, constatando un hecho tan terrible como inconcebible; nunca se habían dado los números de teléfono y ¿Cómo encontrar un”Ángel” en Barcelona, y sin saber que había ocurrido?

Ángel tardó casi dos meses en recuperar la consciencia, sin embargo el problema no había terminado. Había despertado, pero con una profunda amnesia. No recordaba ni su nombre, ni nada de su vida anterior, no conocía a nadie.
Su hermana se lo llevó a vivir con ella y su familia.
Meses después su cuerpo estaba totalmente recuperado, a excepción de la memoria.
Su cuñado poseía un importante taller de carpintería y le animó a  probar el oficio para su nueva vida.

Habían pasado más de veinte años desde aquel fatídico accidente. Ángel seguía perdido en su presente. Sin pasado, sin recuerdos hasta que llegó un día de principios de otoño en que el destino volvió a jugarle un nuevo envite.
Un accidente laboral (un golpe en la cabeza, con un tablón) lo envió de nuevo al hospital, sin conocimiento.
Esta vez solo tardó pocas horas en despertar.

– Pero… ¿Qué hago aquí, qué ha pasado, que día es? Tengo que ver a Julia.
Muchas preguntas que los médicos y su hermana fueron contestando y explicándole todo lo ocurrido.
El lunes siguiente le dieron el alta y el miércoles decidió volver al bar de Tarragona, si aún existía.

Volvió a entrar en la ciudad y a pesar de haber cambiado mucho, llegó al bar sin dificultad.
Abrió la puerta y comenzó a observarlo todo.
El interior estaba prácticamente igual, solo en la barra sí había una persona diferente, las mesas eran las mismas, las sillas también y…
¿Aquella mujer joven que estaba sentada?. Se acercó y no podía creer lo que sus ojos veían, tenía una alucinación, era imposible, allí sentada estaba Julia, tal como el último día que la vió.
Llegó hasta la mesa, miró asombrado a la mujer joven, le agarró una mano y casi gritó: Julia, Julia ¿Cómo es posible, eres tú?
Ella se levantó y abrazó a Ángel.
– No papá, no soy Julia, soy tu hija Ángela.
– Pero no puede ser, eres idéntica
– Lo sé, éramos como dos gotas de agua.
– Y tu madre ¿Dónde está?
–  Falleció hace dos semanas, el último día del verano.
Mamá estuvo viniendo todos los miércoles mientras vivió. Decía que había una causa que te retenía, y cuando desapareciera vendrías a buscarla; tú sabías que los miércoles ella estaría aquí.
Pero ella no está, ahora estoy yo.

Ambos se miraron con los ojos inundados y Ángela dijo:
– Papá, sentémonos, tenemos mucho que contarnos ¿Empiezas tú?     

                                            FIN 😉
Saludos

Angel Denic

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