Ella tenía razón, nuestra vida se había tornado muy aburrida y monótona.
Me desespera el recuerdo de muchos pasajes vividos en otros tiempos.
Aquellos dias de vacaciones, lo mismo en Formentera o Cádiz que en Cuba o Jamaica.
Viajar en nuestro automóvil recorrriendo ciudades y pueblos de España, comiendo en sus restaurantes y paseando por sus calles.

Los veranos, felices tiempos de juegos y caminatas por hermosas playas gozando del mar y el sol; temiendo que llegara Septiembre y todo terminara. ¡Qué pena! Aunque la nostalgia pronto desaparecía con el retorno a nuestras respectivos trabajos que nos divertían y apasionaban.
Placeres sencillos, tardes de cine, sábados de baile, ratos de terraza; y salidas con amigos.
Una vida regada muy a menudo con sesiones de amor pasional, y sexo totalmente desinhibido y satisfactorio en extremo.

Con el tiempo, poco a poco, casi sin darnos cuenta, todo fue desapareciendo.
Las divertidas estancias en playas se convirtieron en aburridos: “pasar  el rato”
Las salidas  por otras ciudades dejaron de existir. Vendí el auto.
Los felices veranos se trocaron solo en tiempos de más calor que en otras estaciones. Y el sexo pasó a ser una monótona y esporádica función corporal.

Un dia me sugirió contactos íntimos con otras parejas. No acepté.
Me dijo que ella era una “mente abierta” y yo un “aburrido carca”
Tiempo después un amigo me comentó que, por casualidad, la vio salir de un discreto hotel de no sé que calle, acompañada de un hombre que la besuqueaba.
No dije nada.
Comenzó a salir algún fin de semana con unas “amigas”. Mala excusa.

Ahora, ella vive su vida y yo…no vivo.
Todo ha cambiado a mi alrededor, yo también; tanto, que no me reconozco, ni quiero reconocerme.

Un saludo

Angel Denic