D E S E N G A Ñ O

Y yo, ¿cómo lo veo? - my blog

Carlos andaba por el andén sin mirar a nadie.
A pesar de cruzarse con un gentío, a fin de cuentas, todos eran desconocidos, ¿qué sentido tendría fijar la vista en alguna persona de las que iban o venían en su misma dirección? Además, qué le importaba nada ni nadie después de lo sucedido.
¿Acaso iba a solucionar algo? Lo hecho, hecho estaba.
Continuó deambulando como un autómata con una maleta.
Pensó por un momento lo que llevaba en la misma: algunas pocas prendas, camisas, ropa interior, algún pantalón, y no recordaba nada más. Ni siquiera sabía por qué la había preparado; quizá porque había decidido tomar un tren y lo normal era llevar una.

Recordó vagamente la conversación con el empleado de la taquilla.
  – Dígame.
  – Quiero un billete.
  – Adónde.
  – Es igual, lejos y que no me moleste la gente durante el trayecto.
  – En diez minutos sale un Talgo para Bilbao, y puede ir en un compartimento para usted solo, nadie le molestará.
  – Está bien.
Pagó y se marchó hacia el interior de la estación.
Subió al vagón y se aposentó en el cómodo asiento.
En pocos minutos el tren partió hacia su destino.

Carlos,abatido, miraba sin ver a través del cristal de la ventana.
Campos verdes, otros amarillos, piedras, postes, señales; un pequeño pueblo también quedó atrás.
Volvió a contemplar la escena que por enésima vez se le apareció en su mente: Sonia vociferando…Sonia…Sonia.

El tren arribó a su destino final.
El solitario viajero, se incorporó lentamente, cogió la maleta y descendió del vagón.
De nuevo caminó por el andén hasta la puerta de salida.
Una vez en la calle, miró a ambos lados. Otra vez personas desconocidas de un sitio para otro.
¿Y ahora qué? se preguntó, y comenzó a andar…

Un saludo Angel Denic

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