La mayoría de productos utilizados en peluquería, no causan daños importantes en el cabello.
Pero si, que con algunos, dependiendo del uso, podemos provocar daños casi irreparables.
Concretamente son tres: los decolorantes, los líquidos de permanentar y los desrrizantes químicos.

Se supone que todos los peluquer@s somos profesionales. Pero como en cualquier profesión, no todo el mundo tiene un buen nivel.
No debería ser así, pero así és y hay que reconocerlo.
Incluso en el salón más cualificado hay fallos técnicos.

De hecho, prácticamente todos, sabemos lo que puede ocurrir, pero algunas veces se calibra mal el limite de riesgo, y otras no se quiere decir no a una clienta que pide un trabajo que ella considera posible, y muchas veces no lo es.

Los productos tienen un determinado poder de acción, no podemos conseguir cualquier deseo de la clienta por mucho que ella lo quiera, y hay que aprender a decir no. Con el riesgo de que se pueda molestar o ir a otro salón a intentar conseguir su idea.

Por ejemplo: una clienta que lleva un tinte muy oscuro o negro, y de repente un día nos pide cambiarlo a platino.
Ese trabajo es mucho mejor no hacerlo, ni siquiera intentarlo.
El decolorante que se debe usar no será capaz de conseguirlo de una sola vez, y habrá que hacer dos o tres decoloraciones, que provocarán unos daños irreparables en el cabello.
Además, siempre quedarán unos matices amarillos-rojizos en el interior de los cabellos y nunca quedará un platino limpio y transparente como debería ser.

No es que los peluquer@s no sepamos, es que no es posible, salvo con la posibilidad de quedarnos “con el pelo en la mano”.

                                            Saludos

                                                 Angel Denic