La primera vez que, desde su pequeña estatura, sentí su mirada y la enigmática sonrisa que mostraba, quedé sorprendido ante la insólita pregunta que me hice:
¿Existirán los ángeles? Tenía mis dudas.
Volvió otro día. Su mirada tenía la misma profundidad, la sonrisa más amplia. No habló. Levantó la mano mostrándome su palma, como saludo.
Seguí con mis dudas.
Hoy ha vuelto, le he regalado un bolígrafo multicolor y un silbato. Los ha observado unos segundos. Me ha vuelto a mirar, a sonreír y a presentarme su inmaculada mano.
Ya no tengo dudas.
Un saludo y “Buenas vacaciones”
Ángel Denic.
Felices vacaciones, que sean más fresquitas
Muchísimas gracias.
Saludos
Angel Denic